domingo, 23 de octubre de 2016

ULTRAIL LA COVATILLA 2016

Sierra de Béjar, uno de los lugares que tantas y tantas veces he visitado para caminar o escalar, en roca o en hielo.  A la que a tantos amigos que he llevado, para conocer e iniciarse en la montaña. Incluso recuerdo cuando llevé a mi perro Ginko, un Braco Alemán, que tuve que bajar desde el Calvitero al Travieso en brazos, dentro de mi abrigo, porque el pobre tiritaba.
Tantas cosas buenas me ha aportado esta sierra, que no podía dejar pasar la oportunidad de participar en su primer Ultra Trail.
Una carrera diseñada por Miguel Heras, un tipo sencillo, algo serio quizás, o cuanto menos tímido, al menos eso me pareció cuando recorrimos un tramo de la Ruta de la Plara en el Reto de Gonzalo de la Granja.
Este mes de octubre no es bueno para mi, ya desde hace más de 20 años, que estos mediados de mes, me recuerdan cómo se empezaba a desmoronar parte de mi vida, aunque poco a poco la hemos ido reconstruyendo con el apoyo de Belén. Pero resulta inevitable recordar que fueron días tristes. Y que esos días tristes han durado años. En parte por eso, grandes retos que me mantengan concentrado en otras cosas, en cierto modo me ayudan, aunque en esta ocasión, casi que me metían más presión, y es que no iba nada motivado, quizás por sentirme algo débil física y mentalmente.
El Ultrail La Covatilla partía las 7 de la mañana del parque de Béjar, allí donde nos dejaba el autobús cuando subía a la sierra desde Béjar, a veces a dedo, a veces a pie, tramos por carretera, tramos por sendas.
En esta ocasión, subiría a pie, y mucho más rápido de lo que jamás lo hubiera hecho con veinte años, y además, por un recorrido bastante más largo. 
Empezaba de noche, por lo que teníamos que tirar de frontal, y subías directamente hasta la Estación de esquí de la Covatilla, la pasabas y del tirón hasta la cuerda del Calvitero, o sea para calentar, unos 14 km con 1300m de desnivel positivo. No estaba mal, pero era para pensar que lo tenías que tomar con tranquilidad.  Dos avituallamientos antes de llegar a la cota mas alta de esta sección, en el primero decidí no parar, no me hacía falta, en el segundo, casi que no se podía del intenso frío.

Dividí la carrera en varios tramos, la planifiqué, cosa que nunca había hecho antes (iba bastante "cagado"), y los tiempos hasta aquí no se cumplían ni se acercaban, ya que iba mucho más lento de lo esperado, tanto como 1`30" el km más lento... no se en qué estaría pensando en casa cuando me marcaba estos tiempos...
Hacía un frío que apenas te permitía hablar o beber en el avituallamiento de la Estación. Veníamos de atravesar un bosque con mucha humedad y la ropa estaba calada, era inevitable, al menos para mi, tirar de chaqueta y guantes. También el viento pegaba fuerte arriba, y de cara, pero las vistas que tenía allí te hacía la carrera no sólo más llevadera, si no, incluso mucho más fácil. Aquello lo conocía, había subido allí muchas veces. Ver el remonte abandonado de Candelario me animaba mucho más. Ese remonte es la referencia para bajar al travieso cuando la niebla te sorprende y ciega el camino de vuelta. Allí, justo, allí, por donde estaba pasando, dormí la primera vez ue subí en invierno, tendría unos 19 años. Salimos tan tarde de Mérida, que la subida la hicimos e noche, cosas de chiquillos, y allí, sobre una inmensa bola de nieve, plantamos la tienda. A veces me recuerda como si estuviéramos acampados en el planeta de la portada del Principito.

Desde allí directos hasta la laguna de Solana, previo paso por la del Trampal, con algunas secciones algo complicadas y un paso que no te permitía descuido, si no querías acabad dándote un buen remojón en el charco.
Una vaca muerta en el camino nos avisaba de que lo que quedaba no iba a ser sencillo, y es que lo que quedaba era subir todo Arroyomalillo, desde la central.
También había hecho esta subida, varias veces en invierno, todo nevado y una tramo, este verano. Ya sabía a lo que me enfrentaba, y en este tramo se unió a la subida José y Manu (Jerteño y Montijano). La subida se hacía más llevadera, aunque Manu se empeñara en que lo que quedaba era lo que se veía, y nosotros le advertíamos, que no... aún, después de ese alto, venía otro, y después otro. Es una subida que parece no acabarse... aunque solo se hace interminable si no miras atrás y valoras lo que estás remontando, la de obstáculos que vas superando. Mirar atrás y ver cómo la Laguna de Solana se aleja y cada vez se hunde más a tus pies, era como sentirte cada vez más grande, más fuerte, más poderoso. Vencedor absoluto del que, quizás, fuera la sección más dura de esta carrera.

Va quedando abajo y pequeña, como ella misma te tuviera miedo de lo que vayas alejando. Parece que no quisiera quedarse allí, sola. Y eso te hace sentirte cada vez más fuerte.  Y es que en estos 10 km te subes más de 1000 metros, por unos pasos realmente técnicos y duros, por algunas trepadas, que cerca del III grado de escalada (quizás IV-), podrían estar, y eso, con los casi 30 km que llevas en las piernas, se llega a notar.

Pero al final ves que a penas te quedan unos metros para llegar arriba, y ves tan cerca el Torreón que te vienes muy arriba, ya pasó lo duro... ya si se acaba Manu, aquí hemos terminado. Es un espectáculo ver Hoyamoros desde aquí arriba, y el valle del Jerte, casi todo entero, a tus pies. Eres el amo, el........

Pero llega el Paso el Diablo antes de coronar. una complicada bajada en las condiciones en las que vas. A mi es un paso que casi siempre se me atraganta, bueno, al menos cuando lo bajo con los crampones puestos... esta vez, no se si iba emocionado, pero la bajé muy cómodo. Algo menos Manu y José. Cuando me quise dar cuenta estaban un poco más atrás, pero seguro que me cogían pronto.

A partir de allí, tocaba bajar, y bajar y bajar, una interminable bajada hasta Hervás, espectacular la bajada hasta Hoyamoros, y precioso correr por los prados de este circo por donde tantas veces había subido en invierno.
Ya iba sólo, completamente sólo. Miraba atrás y no veía a nadie, pero es que tampoco conseguía tener una referencia delante. Entonces vi a un voluntario y bromeando le dije que era el primero, que animase, pero el tipo, algo serio, y con pocas ganas de broma, me soltó -"pues llevas 60 o 70 delante, quizás más"- lo que a mi no me afectó lo más mínimo, al fin y al cabo estaba bastante bien... dentro de los 100  primeros como antes había bromeado con Javi, David y José en nuestro gran hotel cinco estrellas...
Y es que nos habíamos hospedado en un hotelillo...hostal, para ser exactos, que bueno, para lo que valía, no estaba mal del todo, si no fuera porque a mi se me undió la bombilla de la lámpara y tuve que usar el único enchufe que había para encender otra lámpara de mesilla, y con un ladrón poder cargar el móvil y el reloj... Julio (Villanueva) también se quedó allí, según me contó cuando le alcancé en Candelario -"Si, me he quedado en un hostal, algo cutrecillo en Béjar"- Acerté al decirle el nombre... era el mismo que el mío.

A lo que iba, que se ve que al decirme el amigo que iban 70 tipos delante de mi, me dije que me lo tomaría con calma, total, ya no iba a ganar la carrera...
Algo más feo era el recorrido desde el Avituallamiento después de Hoyamoros (donde solemos dejar el coche cuando subimos a hacer alguna invernal) hasta Hervás. La bajada por la calzada de piedra hasta el espectacular barrio judío, se me hizo interminable, con innumerables torceduras, tropiezos y alguna caída leve. Deseando terminar.

Pero llegar a Hervás era síntoma de que se podía acabar la carrera, era decir que sólo te quedan unos 30 km, y según el perfil, parecía estar terminado. Lo malo, que ya hacía bastante calor, que las piernas las llevaba con calambres desde que iba cruzando Hoyamoros, allí por el km33, y es que se empezaba a notar la falta de entreno de las tras semanas previas con un cúmulo de circunstancias que me impidieron, al menos, adquirir la confianza que este tipo de carreras requiere.

En Hervás llegué bastante motivado, sobre todo porque me iba a cambiar de zapatillas, y es que me volvía loco por calzarme unas zapas más blanditas para lo que me quedaba.

Cambiándome sentí un golpe en la espalda y allí estaba Andrés. -"Acho me retiro, que es que me duele la barriga, tengo una pelota..."-  "Nada de eso, vamos a seguir hasta el siguiente, que puedes acabarla, aguanta un poco que puedes"
Me hizo caso, se animó, esperé un rato a que se preparara y empezamos el camino juntos, pero creo que algo más que, sólo la barriga, le estaba jugando una mala pasada.
Era el km 53, quedaban unos 30km aún, no demasiado duros si empiezas la carrera ahí, pero si algo terroríficos si llevas 50 con más de 3000 metros de subida.
Yo me obsesionaba un poco con llegar a Peña Negra de día, a Andrés lo veía cada vez más atrás, hasta que dejé de verlo definitivamente.

Me uní a un "asturianu" bastante majo y empezamos a tirar el uno del otro. Los dos íbamos algo cargados, pero parece que ninguno se atrevía a expresarlo. Hablamos de la Travessera, laTravesserina y del Desafío Somiedo. De que su chica había estado haciendo el Maratón y que se quedaba algún día más de vacaciones entre Béjar y su camino de vuelta a Gijón. No solía usar el teléfono, así que no sabía si habría acabado, o no, ni cómo. Le decía que me volvería esa misma noche, en cuanto acabara la carrera. Cenamos casi juntos, en mesas diferentes y seguimos comentando algo de la carrera.

También me uní a un chaval de Coria (Sevilla) la madre que lo echó, se descojonaba de todo, de cualquier cosa que comentáramos el grupeto que íbamos, se partía de la risa. Creo que habría tomado uno de esos desayunos de los que Santiago Segura le ofrecía al abuelo.

Pasando Baños de Montemayor, empecé a dejarlos de ver, luego les volví a alcanzar en la antigua vía del tren. Bien merece un paseo, eso sí, algo incómodo, pero el otoño hace del Ambroz un Valle Mágico...

Definitivamente, antes del Puerto de Béjar se separan todos de mí, había parado a mear, cargar el teléfono, que se me había fastidiado la batería y ya no conseguí alcanzarles, aunque  casi llegando a Peña Negra los tenía a tiro, pero de nuevo tuve que parar a sacar el frontal y el buff.

Si, se me hizo de noche, a unos 400 m de coronar Peña Negra, último avituallamiento. Como ves, no conseguí mi obsesión de llegar de día... pero tampoco estuvo mal mirar atrás el valle del Ambroz lleno de luces, y ve lo alto que volvías a llegar, y es que fueron km con 700 m de subida.

Ya sólo quedaba bajar, llegar a meta y listo, habría acabado otra batalla. Me habría dado cuenta de muchas cosas que puedes conseguir, había sido un ejemplo de autosuperación.
Comencé a bajar tranquilo, sin prisas, veía que estaría en torno a 14 h, no estaba tan mal, incluso antes me habían confirmado que sólo unos 30 habían pasado delante de mi (lo que me hizo pensar que no iba tan mal, aún dentro de los 100 ). Pista y algún sendero, algo resbaladizo algún tramo, y es que caí de una manera tan tonta que me hizo darme cuenta de que si iba regular... y es que me resbalé, y caí de rodillas, y soy perfectamente consciente de que dejé caer el resto de mi cuerpo de bruces contra el suero, sin tan si quiera, poner las manos para evitar morder el suelo. Entonces, decidí quedarme quieto, por miedo a sufrir calambres que me impidieran levantarme. No se veía nada, noche cerrada entre árboles, sendero blando, por lo que pude comprobar, olor a tierra mojada, por suerte no la llegué a saborear. Entonces, cuando paso un tiempo, comprobé que no me estaban dando esos temidos calambres, y me incorporé lo más rápido posible y seguí, antes de que alguna parte de mis piernas se bloqueara.

Ya algo despistado, me perdí al llegar a una carretera. Un chico me dijo -"gira ahí que hay un sendero que va a Béjar"- Pero yo ya no veía ni sendero ni curva... bajé, volví a subir, volví a bajar y otra vez arriba, empecé a dar voces, como si fuera una peli de miedo o el inicio de un concierto de Los Suaves "¿Hay alguien ahí? ¿He dicho, Hay alguien ahí? ¿Para ir a Béjar? ¿Holaaaaaa? 
Pero nada, así que decidí bajar por la carretera, cuando de repente me encuentro dos balizas...5 minutos perdidos por la breve explicación del viandante... haber detallado que tendría que bajar unos 100m...

Pero ya estaba llegando, un susto más con el flash de un fotógrafo y llegar a la antigua N-630, cruzarla y empezar a emocionarme, como casi siempre que acabo este tipo de carreras. Recibir los ánimos de la gente, y en especial de Juanfran, Javi (Pla) y resto del equipo Pirata. Buagg un subidón. 

Mirar al cielo y decirte, "lo volví a conseguir".

LA CARRERA
Sólo aquellos que conocen la sierra, podrían imaginar un recorrido así. Pero pocos se deciden a hacer todos estos tramos del tirón, así "sin anestesia ni ná", quizás sólo uno, se aventuraría a meterse del tirón estos 82 km para ver qué tal es el recorrido. Ese es Miguel Heras, supongo. Tampoco es que se haya dado mucho bombo este personaje como organizador de la carrera, si, aparece en los medios, como imagen, y como organizador, pero lo cierto es que, a priori, parece muy humilde.
Béjar, una localidad que abandonó su industria textil, y que ahora, parece que la conocemos por su ´polémica estación de esquí.
El recorrido surca tramos bastante montañeros, muy técnicos y en los que tienes que tener bastante coco, para no bloquearte demasiado en ellos.
Algunos pasos de bajada a la Laguna del Trampal, y varios en la subida por Arroyomalillo, te exigen un máximo de concentración si no quieres sufrir un buen susto.
Se eliminó la subida por la canal de los Hermanitos, no dudo que en la próxima edición se ascienda, aunque si que es para pensárselo. Sólo la había subido llena de nieve, hasta este verano, y me resultó bastante peligrosa, sobre todo por la de piedras que caerían.
El prado del circo de Hoyamoros es sencillamente espectacular, no tenéis más que ver las fotos.
La organización, es perfecta, o casi perfecta, algunos errores en la ubicación de avituallamientos, al menos hubo dos que no encontré desde el Torreón a la Garganta. Pero los que había estaban perfectos, la gente, una pasada de amable, sonriente, y agradable, pese al frío, el viento o incluso el calor. De lo mejor que he visto en tierras españolas.
Buen ambiente de público, voluntariado en sitios que ni te los imaginas, joder comparas con otras carreras de 40-50 km en los que te pasas 10 que no ves a nadie y con un acceso infinitamente mejor. Esto te transmite seguridad. En las partes más complicadas, no pasabas más de 2 km sin ver un voluntario, y sobre todo, en los pasos difíciles, siempre alguien dándote indicaciones.
Eché de menos alguna banderola en la parte Extremeña... si de esas que tan chulas de la organización, vamos un detalle sin importancia.
Si que cambiaría algunos tramos, que coinciden con las oras del día, o de la carrera que pasé más calor... normal ;-)

Sinceramente, creo que repetiré.
TAMBIÉN DIO PARA:
Pensar, mucho pensar y sacar conclusiones. aquí os dejo el enlace del anterior post sobre ultras.
Carreras de Ultradistancia, La Cabeza.

CLASIFICACIÓN
https://sportmaniacs.com/es/races/i-ultratrail-la-covatilla-2016/57fb572b-0c34-428b-9e45-22d1ac1f1aa9/results/official

GALERÍA


EL RECORRIDO


WEB DE LA CARRERA


http://ultrail-lacovatilla.es/



martes, 18 de octubre de 2016

Carreras de Ultra distancia III. La Cabeza

No podréis negarme que la mente es uno de los factores más determinantes en cada uno de los retos de nuestra vida. Saber afrontar las dificultades es una tarea complicada y es uno de los retos más difíciles a los que la vida nos somete.
Eso si, hay retos que los buscamos nosotros mismos y otros que vienen impuestos día a día..
Correr una carrera de larga distancia es todo un reto físico y mental.
Puedes ser el corredor más fuerte de los que se pongan en la línea de salida, puedes haber entrenado muy duro, haber sacrificado muchas horas de tu vida, familia, trabajo... Puede, incluso, que vayas a participar en un reto, que a priori, para tu estado de forma, sea demasiado "sencillo". Además tendrás a todos tus compañeros a tu alrededor confiando plenamente en ti, en que harás un tiempo genial. Confían en que estás en tu mejor momento de forma, y te admirarán cuando vayas a cruzar la línea de meta.
Entrenando para mi primer UTSM2012
 Has realizado todo tipo de entrenamientos para asegurarte llegar a la deseada línea de meta con las suficientes fuerzas para dar un enorme salto y chocar los talones de los pies. Para, incluso, poder realizar los últimos kilómetros a un ritmo de una media maratón llana (cuesta bajo, si, pero como Miguel Heras en el Ultra Pirineu 2016, incluso te imaginas correr los últimos km como él...). Estás pletórico de fuerzas y de confianza, y vas a romper contra todos los pronósticos.
No vamos a negar que a pesar de todo esto, intuyo que algo nervioso esta
rás en la salida... quizás ni eso.
Y allí estás, en la línea de salida, tu mochila en la espalda, y dentro de ella, todo el material obligatorio. Tienes todo perfectamente localizado, la manta térmica, la luz trasera encendida, todas tus barritas, geles o bocatas bien organizados. Tu bolsa de agua está casi llena, para que al menos te dure para el segundo o tercer avituallamiento, donde tienes pensado hacer la primera parada. Hasta allí, irás rodado, lo tienes todo calculado. Pararás a coger agua, y mientras te llenan la bolsa, irás comiendo o bebiendo algo que no llevas en tu equipaje.
Ni siquiera habrás parado a saludar al público del recorrido por la concentración que llevas, que te impide darte cuenta de que hay gente aplaudiéndote. Hasta te habrás perdido lo satisfactorio que resulta chocar la mano a los chiquillos que hay por el recorrido y verles esa cara de felicidad cuando un corredor (que para ellos es para ellos resulta como in ídolo desconocido, yo suelo tomarme mi tiempo, parar, saludarles y chocarles la mano).
La carrera va rodada, cumples los tiempos a la perfección, parece que incluso vas por delante de lo previsto.
Pero de repente, algo empieza fallar, lo mismo porque te están adelantando algunos corredores que habías rebasado hace algún tiempo, quizás porque algún kilómetro lo has hecho por debajo de lo planificado. Quizás porque pensabas que ibas entre los 10 primeros y vas el 12.
Puede que hayas sufrido un tropezón, o puede que hasta te hayas caído al suelo. Incluso varias veces.
Pueden pasar mil cosas.
Puedes empezar a notar dolores en las rodillas, calambres en los cuádriceps o en el abductor. Pensar que vas a estar otras 8 horas va a ser imposible. ¿para qué voy a estar penando tanto tiempo?
Vete tú a saber.
Entonces empiezan a rondarte por la mente las ideas de dejarlo.
Yo no soy de abandonar una carrera si no soy realmente consciente de que pongo en riesgo mi salud. De hecho únicamente he abandonado en cuatro carreras. Una con lesión de tendinitis en la rodilla, dos por esquince considerable de tobillo y una por llegar a un avituallamiento de lado a lado, mareado y casi sin conocimiento.
Pero siempre he intentado no rendirme.
Tendinitis rotuliana y otras cosillas
causaron mi retirada en GTP2013
Esta ampolla no me impidió
terminar Doñatrail2015
y dedicársela a mi sobrino,
pese al dolor que me provocaba
Claro, que a mi, como a la mayoría de corredores, nos ronda la idea en la cabeza de abandonar. Es más a mi, me ronda desde que salgo de casa y dejo a mi familia para desplazarme al lugar de la carrera. Muchas veces, antes de salir de casa. Me da pereza separarme de los míos durante las horas que dure la carrera, más el desplazamiento... Me da pereza pegarme 14 o 15 horas deambulando por el monte.
¿Y cuando sales? Uff lo que me queda por delante... lo que cuesta arrancar.
Se te presentarán miles de excusas para dejarlo. Para parar en el siguiente control o avituallamiento. Para decir que no puedes más.
Y entonces es aquí donde empieza realmente la carrera.
No se trata de ser el más fuerte físicamente. Estas carreras son para terminar, no para hacer marca.
Estas carreras son para vencerte a ti mismo.
Ganar a las ideas que te rondan.
Superar a tus pensamientos. Y esta lucha no duele. Esta lucha de destruye.
Se trata de superar esos pensamientos negativos que van a atormentarte el resto del recorrido
Irán pasando los kilómetros con mucha lentitud, y puede que cada vez te vayas repitiendo más y más veces que este no es tu día. Que no estás disfrutando (lógico).  Que te vas a retirar.
Es ahora cuando debes empezar a usar todas tus fuerzas para superar los dolores, la fatiga, los malestares, y empezar a mentalizarte de que tú eres el más fuerte de los dos.
Tú contra tú.
Cara a cara.
Mano a mano.
A ver quién es más poderoso.

Deberás a aprender a convivir con un sufrimiento brutal. Pero debes mentalizarte de que va a ser pasajero, que en unas hora acabará.

Tendrás que empezar a buscarte estrategias para superar estas dificultades. "auto-animarte" decirte que vas a llegar al siguiente punto, y felicitarte cuando lo hagas.
Ya cerca de Benasque, ya acababa todo.
Trail aneto 2012
Busca distracciones, mira atrás y valora lo que has recorrido en la última media hora.

Habla con el público, si lo hay. Y si no, imagínate lo que harás o les dirás cuando empieces a ver gente en las calles o caminos. Da igual que piensen que estás loco, en parte es cierto, pero además, posiblemente nunca les volverás a ver. Salúdales, choca la mano a los críos (se que les encanta, dales esa alegría).

Habla con los voluntarios de los avituallamientos, bromea con ellos. Y saldrás con más ánimo. (En el Ultrail La Covatilla, le dije a un voluntario que me hiciera fotos, que iba el primero. Y es que mi mirada no alcanzaba a ver al que me precedía, realmente parecía el primero, y el segundo... iba demasiado lejos. Sorprendentemente me contestó que ni lo soñara, que iban 60 delante de mi, quizás 70 o más... me hizo mucha gracia, y lo estuve pensando y riéndome un buen rato)

Familia en el recorrido.
Un apoyo incondicional
Visualiza la siguiente ascensión o descenso.

Piensa en alguna canción, pero intenta que no sea durante mucho tiempo... se puede volver en tu contra, ni que sea demasiado pegadiza, si no te arriesgas a que te acompañe demasiado tiempo.

Así sin darte cuenta verás cómo te vas acercando a la meta, cómo cada vez te queda menos.

Entonces piensa en cómo vas a celebrar acabarla. Estarás entrando en meta, saludarás a tus amigos si están, si no al público que haya, al Speaker, al organizador. Posiblemente llegues a hacer alguna locura. Yo iba constantemente pensando en mirar al cielo, y dedicarla, allá donde estés. Me tiré un buen rato pensando en ello.

Empieza a re-visualizar toda la carrera, ya estás llegando al final, ya conoces todo el recorrido, recuerda lo que has pasado, los tramos más bonitos, qué quitarías o cambiarías, cómo estaban los avituallamientos, cuál te gustó más...

Te darás cuenta de que hay muchas cosas en las que mantener ocupada tu mente. Casi sin darte cuenta verás que estás avanzando, pasando kilómetros, superando desniveles y dificultades. Eso no quita que no vayas a tener dolores, que los tendrás, pero los llevarás bastante mejor.

Recuerda que nadie dijo que acabar una carrera de 80 o 100 km fuera fácil. No. Pero si empiezas a gestionarlo con otra mentalidad, harás que no sea imposible.
Recuerda que no hay mayor trofeo que acabarla.
Barrerones a Laguna Grande de Gredos.
ULTRA TRAIL GREDOS 2015.Paisajes del corazón y la memoria
Ahora si lo podrás celebrar, con aquellos que al principio confiaban en ti, que sabían que estabas fuerte, que tanta presión te transmitieron al principio. Y es que has demostrado que puedes vencerte. Has ganado ese tú a tú.
Felicidades.

PD: Este post es un pequeño fragmento de lo que estuve pensando en uno de los peores momentos que pasé en la pasada Ultrail La Covatilla 2016. apenas había podido entrenar las semanas previas, iba desanimado, sin motivación, con miedo y desgana. Incluso había planificado dónde podría retirarme. Me anticipé a los hechos. Desde Hoyamoros (km40) empecé a sufrir calambres unido a los comentarios del "amigo" que me informaba que iba más atrás del 70 (ya si que no ganaría la carrera). Me quedaba mucho, demasiado, y llegaría de noche, no me apetecía nada. La verdad es que no estaba teniendo mucho sentido participar. Después todo cambia. Y poco a poco los km van cayendo.
Pensé en mi compañero Andrés. Estoy convencido de que hubieras terminado.
Le di vueltas a todo esto de correr ultras, a lo que sufres y cómo lo superas.

Si, lo se, debo aplicarlo a mi vida cotidiana, otro reto


Lee esta crónica de NEREA MARTINEZ Parecía que la carrera no se le planteaba bien, pero terminó: "Entro en Béjar y me relajo por fin, dejándome llevar por la emoción."

Puedes recorar este post del año pasado

Abandonos en ultra trail: menos es más (corredordemonatana.com)